16 de julio de 2008

Cotilleo de la corte

Los 12 años que vivo en Múnich me intrigaba un palacio (de tantos que hay en esta ciudad y sus alrededores) llamado "Fürstenried" que en el mapa se divisaba a pocos kilómetros de mi casa. Pero hasta el día de hoy no tuve ocasión de verlo de cerca; hoy sí me decidí acercarme a este palacio, porque hacía buen tiempo que invitaba a salir en bicicleta. Llegaba allí y me sorprendía la discreción que rodeaba a este palacio: nada más que una flecha que indicaba el camino al "Exerzitienhaus" (casa de ejercicios).

Dando la vuelta al complejo del palacio (desde luego de ubicación poco favorable muy pegado a la autopista) vi una puerta abierta y entré, encontrándome en un pequeño jardín de carácter muy palaciego. Pronto apareció un guarda preguntándome por mi destino. Yo le dije que de destino no tenía ninguno, sólo quería conocer los patios y jardines del palacio. Él me respondió que eso no podía ser, que la gente de este palacio necesitaba su tranquilidad, y que el día 14 de setiembre, día de la puerta abierta, se podía ver todo.

Me marché haciendo mis conjeturas: esto debe ser algo del Opus Dei, por lo que se sabe que esta "obra" prefiere influír lo más invisible como posible en los asuntos públicos.

Me equivoqué: llegado a casa me enteré que lo que se llama de forma tan parsimónica Exerzitienhaus es una institución del mismísimo arzobispado de Múnich y Freising. Aunque no entiendo porque el arzobispado, cuya presencia en la vida pública de esta ciudad es tan obvia, en el palacio de Fürstenried no hace constar su titularidad, hasta aquí todo es digamos normal.

Pero uno o dos días después leí una noticia en un periódico gratuito (de propaganda mezclada con noticias verdaderas) de mi barrio: "Para la boda de Dominic Stoiber, hijo del ex primer ministro [de Baviera] Edmund Stoiber, el arzobispado ha cedido salas en la casa de ejercicios del palacio de Fürstenried. ..."

Sigue la noticia que fue un permiso excepcional pedido por la madre del novio. Dice un vocero del arzobispado que no veía ninguna razón de negar este permiso a la familia de un político que tantos méritos tiene.

La prensa seria dedica poca atención a este asunto; en el contexto de un artículo sobre la fiesta de despedida del hasta ahora presidente del parlamento de Baviera se limita la Süddeutsche Zeitung (17.7.2008) al párrafo siguiente:

"Mal se habló sobre la actitud comparable a la de reyes de la hasta hace poco 'first family' Stoiber. El motivo fue la boda del hijo de Stoiber Dominic que a principios de agosto piensa casarse con su amiga en una fiesta pomposa en la Iglesia de los Teatinos, en la Residencia y en Fürstenried. La familia Stoiber para esos escenarios exclusivos consiguió todos los permisos excepcionales necesarios."

Para valorar todo eso bien: la Iglesia de los Teatinos y San Cayetano es el sitio donde se guardan los esqueletos de muchos de los duques y reyes de la dinastía que mandaba en Baviera en los siglos pasados, o sea algo así como hay en el Escorial. Y lo que el inmenso complejo de la Residenz significa para Múnich, es comparable con lo que el Palacio de Oriente es para Madrid.

Por lo que era de esperar la prensa trivial o de arco iris extendía más este tema, por ejemplo la Abendzeitung (11.7.2008):

"Con su 'first family' durante el tiempo de su gobierno a Edmund Stoiber gustaba organizar la corte como en tiempos de los reyes. Ahora, un año después de su destitución, hace revivir los viejos tiempos - con motivo de la boda de su hijo Dominic (28) con Melanie Wiegand (27).

Esta boda el 2 de agosto se celebrará ostentosamente: con alrededor de 400 huéspedes de la política, de la economía y de la sociedad; por la tarde en la Residencia, por la noche se continúa en el palacio de Fürstenried, que por la iglesia católica severamente está administrado como casa de meditación y de ejercicios espirituales. Sólo para los Stoiber hay una excepción para la celebración de su evento."

En resumen: toda una lección de como sigue funcionando el engranaje entre el poder político e iglesia, y como un cierto sector de la clase política tiene nostalgia a formas de ostentación del poder que eran propias de la monarquía afortunadamente abolida en este país hace 90 años.

Y algunos de los que leen esto se acordarán a la boda de la hija de Aznar en El Escorial ...

1 comentario:

Cigarra dijo...

¡...precisamente me estaba acordando de Ana Aznar y Alejandro Agag! (¡cielos, 4 A! ¡Serán los primeros en todas las listas alfabéticas!)
Creo que la admiración por la monarquía y el deseo de emularla debe estar muy enraizado en los instintos más profundos del ser humano. Por lo menos, del ser humano de derechas de toda la vida.
Nos han dormido desde pequeñitos con cuentos de reyes y principes, y todas las niñas hemos soñado con una boda como la de Cenicienta o Blancanieves. ¡eso es muy fuerte!
Todas las mamás dicen "Eres el Rey de la casa" pero no dicen "Eres el Presidente de la República de esta casa". Por lo menos, hasta que llegó la publicidad de Ikea!