31 de enero de 2011

Día frío y de contrastes: Azor y El Patillas

Nos lleva un amigo en coche a Burgos, como punto de partida de ir en tren a Múnich. Era un día muy gris y de pocos rayos de sol, y con un frío que por el aire que hacía entraba en los huesos, pues un día de invierno.

Poco antes de llegar a Burgos, o sea al sur de la ciudad, se encuentra el pueblo de Cogollos, adonde, como en esta ocasión me enteré, ha llegado el yate Azor, quedándose así, anclado en la meseta castellana:

Ha sido el yate del dictador de España desde 1949 hasta su muerte en 1975:

Después fue utilizado en dos ocasiones, una vez por el rey (lo que no causó asombro, porque al fin y al cabo él fue designado por el mismo Franco como su sucesor) y otra vez en 1985 por el presidente del gobierno de entonces, Felipe González, en sus vacaciones (lo que sí causó cierto escándalo por tratarse de un representante de la democracia emergente).

En 1992 el barco fue vendido con la condición de llevarlo al desguace. Pero el nuevo propietario no hizo caso: lo serró en tres partes y lo llevó a la provincia de Burgos donde lo recompuso así como hoy lo vemos:

Al lado del barco hay un motel semiabondonado. Parece que existía la idea de integrar el yate en este complejo hotelero, quizás ofreciendo el camarote de Franco y él de su mujer:

... como suites de lujo, pensando en clientes simpatizantes con el franquismo y de posibilidades económicas - pero por lo que se ve esta idea no fructiferó.


Llegados a Burgos, por la tarde avanzada, ya reinaba la oscuridad, topamos con esta entrada de bar, la taberna El Patillas:

(Esta foto está tomada por la mañana siguiente, con luz del día; se puede imaginarse que de noche la apariencia no resulta más invitador ...). ¿Quién entra en un bar así de cutre? Pues entramos por el frío que hacía y que sentimos, esperando una estufa eficaz dentro ...
... ¡y la primera sorpresa era que Joan Baez ya ha estado aquí! O sea: tan cutre no puede ser esta taberna:

Echando un vistazo a la barra se ve que aquí se aprecia la música y el baile:

... pues: ¡buena señal!

Además se nota que el aire no está contaminado por el humo del tabaco; el tabernero nos deja posar con el aviso original que usa para mandar a la calle a los que quieren fumar:

A esta hora, sobre las siete y media, el local todavía está bastante vacío, y aprovecho para mi reportaje:

Poco a poco empieza a entrar más gente, y el ambiente se anima, y a partir de entonces ya no faltan los que de forma más o menos espontánea cantan o tocan algún instrumento:

Y los cada vez más numerosos demás lo pasamos de maravilla:

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