El tren procedente de Múnich te deja un poco distante del puerto desde el cual cada hora, más o menos, parte el barco que en media hora te lleva a dicha isla. En verano hay un trencito encantador desde la estación ferrocarril al puerto, pero en esta época del año: ¡nada! Apurándose un poco en media hora escasa se llega andando a pie.
De paso una observación curiosa - el letrero dice: Prohibido ir por las vías:
Llegado al puerto sorprende la antigüedad y solera (y la belleza que va con ellas) del edificio de la estación del trencito (sorprende en la Alemania entregada tanto a lo moderno y supuestamente limpio):
El barco esperando a viajeros, el muelle vacio:
Conmigo iban 5 viajeros más. Saliendo del puerto:
Luego la niebla y la bruma hacen que menos se ve:
En una parada intermedia (en otra isla) se bajaron cuatro de los viajeros y subió el cartero.Al fin los tres nos acercábamos a la meta; en la derecha de la isla se divisa a malas penas el campanile del convento:
No hay comentarios:
Publicar un comentario