El lago Chiemsee en invierno no es precisamente una meta de excursión (en verano abundan los turistas), pero como en una de sus islas desde el año 782 existe un convento de monjas con una biblioteca de cierta importancia que en alguna cuestión técnica precisaba de mi asistencia, me fui.
El tren procedente de Múnich te deja un poco distante del puerto desde el cual cada hora, más o menos, parte el barco que en media hora te lleva a dicha isla. En verano hay un trencito encantador desde la estación ferrocarril al puerto, pero en esta época del año: ¡nada! Apurándose un poco en media hora escasa se llega andando a pie.
De paso una observación curiosa - el letrero dice: Prohibido ir por las vías:
Llegado al puerto sorprende la antigüedad y solera (y la belleza que va con ellas) del edificio de la estación del trencito (sorprende en la Alemania entregada tanto a lo moderno y supuestamente limpio):
El barco esperando a viajeros, el muelle vacio:
Conmigo iban 5 viajeros más.
Saliendo del puerto:
Luego la niebla y la bruma hacen que menos se ve:
En una parada intermedia (en otra isla) se bajaron cuatro de los viajeros y subió el cartero.
Al fin los tres nos acercábamos a la meta; en la derecha de la isla se divisa a malas penas el campanile del convento:
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