Mientras en Barcelona el día de ayer empezó con mucha niebla:
amaneció hoy con un tiempo espléndido que dejó ver detrás de la iglesia de la Sagrada Familia muchos detalles de la ciudad e incluso el mar:
A las 9:00 h sale mi tren hacia Valencia de la estación Barcelona Sants:
Me sorprende ver el tren que en la otra vía del mismo andén espera a partir a la misma hora hacia París; bueno, va sólo hasta Figueres donde todavía hace falta cambiar de tren para continuar a París:
Una vez más me llama la atención la falta de movimiento de una multitud de viajeros en el andén; bueno, es sábado ..., pero ...
En tres horas y con mucha puntualidad me lleva el tren (por 17,25 EUR, tarifa web) a Valencia.
El tren para Cuenca saldrá a las 16:07 h: ¡Qué suerte, 4 horas para poder pasear! La consigna automática está para fiarse (lo que no es la regla en España, o mejor dicho: en el pasado no ha sido la regla), o sea puedo ir ligero de equipaje.
No me dirigí al centro de la ciudad sino exploraba el barrio adyacente a la estación Valencia Joaquín Sorolla, sin ninguna idea de lo que me esperaba allí.
Lo primero que me llamó la atención eran estos talleres y comercios que todavía resisten a la presión visible de expansión urbanística:
Menos amenazados, por encontrarse un poco más apartados, me parecían estos entornos y edificios:
Y no me imagino que algún día les ocurre a tocar esta colonia de casas residenciales:
Se acerca la hora de partida de mi tren, vuelvo a Valencia Joaquín Sorolla:
Y subo a mi vagón, dejando detrás de mí otra vez un andén extremadamente vacío:
En el viaje a Cuenca de 53 minutos (tarifa estrella, 24,85 EUR) sólo hay una parada (en mi ida, de Madrid a Valencia, no hubo ninguna), en Requena-Utiel:
Quien cree que por la rapidez del AVE no se ve mucho del paisaje se equivoca, se ve de maravilla:
Llegado a Cuenca Fernando Zóbel parece a uno que la estación de alguna forma forma parte integral del paisaje rural del entorno:
La fachada del edificio de la estación que forma un puente sobre las vías, desde fuera se ve así:
Pero no se puede negar que viéndola desde dentro tiene cierta gracia:
Lo que no tiene gracia ninguna es que la estación se encuentra a 5 km de Cuenca y para acercarse a la ciudad se depende de un autobús; sí es gratuito, pero no conecta con el centro de la ciudad (y menos con el casco antiguo).
1 comentario:
Que razón tienes. Llevar las estaciones lejos del centro de las ciudades es la peor decisión que hay. El tren tiene que acercar, no alejar.
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