26 de septiembre de 2009

Corrida en Ayllón

Dentro de las fiestas de Ayllón hay corridas de toros:

Me voy a la primera, en la cual se lidia a toros bravos novillos, o sea a toros que, según lo que me contaron, pesan 150 ó 100 kg menos que los toros bravos, y donde los toreros no llevan el traje de luces por lo visto reservado a la auténtica corrida de toros bravos.

Ayllón no dispone de una plaza de toros como las hay en muchas de las ciudades y villas más grandes. Por ello debe montarse una plaza móvil que presenta un aspecto bien gracioso:

Entré temprano en el recinto de la plaza y observé desde la grada superior lo que acontecía tanto dentro como también fuera.

Delante de la entrada de la plaza se ve dos vehículos dedicados a los servicios médicos urgentes, por si acaso ....- Alguna de la gente que acude se agrupa en pandillas que se definen por ejemplo por el color predominante de su ropa (aquí amarillo):

Dentro de la plaza ya está sentada la orquesta oficial para amenizar la corrida:

Hay que reconocer que lo tendrán difícil. Porque muchas de las pandillas que entran llevan consigo su propia "orquesta", de tal forma que al fin hay media docena de orquestas en la plaza que durante toda la corrida tocan sus instrumentos sin hacer caso a los demás equipos de música ...

Entra el primer toro, con la furia propia de él o sencillamente alegrándose de que se le deja salir de su corral de dimensiones muy limitadas - según como se lo ve.

Después de entretenerle algún tiempo haciéndole dando vueltas por el coso, animándole a correr enseñándole el capote, se llega a la acción: los banderilleros le meten banderillas en la espalda del animal:

Reconozco que entre los pasos de la corrida esta faena de los banderilleros siempre es que más miedo me da.

Después de eso empieza la labor del torero que primero durante algún tiempo está tanteando al toro:

Llama la atención el desinterés obvio de una parte del público: es reflejo de que muchos, y sobre todo los que van en pandillas, asisten a la corrida por la juerga, yendo más a un acto social que a una fiesta taurina, prestando más atención al ruido que emiten sus instrumentos musicales que a la actuación del torero.- Así lo observaba en plazas pequeñas - en las grandes (como las de Madrid y Sevilla etc.) es diferente, según lo que me dijeron.

La ventaja que las plazas móviles llevan consigo consiste en que todas las dimensiones son tan reducidas que lo que pasa se ve mejor, como por ejemplo este momento en el cual el torero se concentra en dar a su adversario el pinchazo mortal:

Si acierta, gran aplauso por parte del público, expresado por ondear pañuelos blancos:

Cediendo la presidencia del acto a la petición del público, al torero se otorga el honor de dar una vuelta por el ruedo, acompañado de su equipo:

Una vez terminada la parte digamos oficial y festiva de matar al animal se trata de llevarle fuera para dar sitio al próximo:

Fuera el animal muerto pasa de ser tirado por un caballo - expresión mínima de respeto - a ser transportado por la pala de una máquina de obras a la camioneta del carnicero que a continuación hará su negocio vendiendo la carne de lidia, muy estimada entre los a los cuales gusta la carne:

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