17 de mayo de 2006

Viaje a Túnez


El 12 de mayo me fui a Túnez: 2 vuelos de corta distancia casi, uno de Múnich a Roma y el segundo de Roma a Túnez. Hubiera una red europea de alta velocidad de los ferrocarriles, se podría hacer este viaje en tren y ferry ...

Antes no tenía conciencia de lo muy cerca que está la esquina noreste deTunesia a Sicilia, aproximadamente así de cerca como Sicilia mide de largo.

Es increíble: todavía por la mañana en casa se cierra la maleta, y por latarde avanzada desde el balcón de la habitación del hotel se ve el panorama que muestran estas fotos:




Mi colega Trigui de la firma Minisis que atiende al programa de la biblioteca del Goethe-Institut en Ramallah me recogió del aeropuerto y luego antes de anochecer del hotel para una excursión hacia la costa cercana a Cartago y a Sidi Bou Saïd (pueblo "andaluz" muy pintoresco) y a continuación me invitó a cenar pescado riquísimo en un restaurante estilo andaluz en Túnez capital.

El día siguiente dedicaba primero a la parte del casco viejo (a lamedina) que alberga un mercado inmenso para todo. Pocos sitios tranquilos existen en este laberinto de callejuelas, las mezquitas por ejemplo. Viendo desde dentro de una de ellas se ve este cuadro:




A continuación, un poco harto de la capital y a causa del calor, me dirigía a Hammam-Lif, sito en la costa al sureste de Túnez. Primero con el tranvía (que aquí llaman "metro ligero") a la estación principal y luego 30 minutos en tren (con parada en todas las estaciones de su trayecto).

Es curioso: Los tranvías proceden de Hannover:




También el personal fue preparado allí. La red de tranvías da buena impresión y parece que funciona bien, aunque dejan de circular los tranvías poco después de las once de la noche.

También lo que ví de los ferrocarriles, da confianza: estaciones bien cuidadas en las cuales desgraciadamente faltan horarios y mapas de líneas a la vista del público, así como también bastanta alta frecuencia de trenes y buena puntualidad.

En Hammam-Lif el camino desde la estación




a través del pueblo a la playa no es largo, y llegado allí se ve el Monte de Dos Cuernos (en la parte derecha):




y más dominante en


 
el "Bou Kornine", que ya me había atraído asomándome desde mi habitación del hotel (la foto mostrada ya más arriba;fijándose bien en la montaña del fondo).

La casa de las ventanas azules en la foto ya enseñada fuera tenía puesto nada más que el letrero "Casino", me intrigaba mucho, y bien sorprendido fui al entrar viendo dentro de un salón hermoso encima de varias mesas muchas botellas de cerveza (la mayoría vacías) así como también unas botellas de vino, con huéspedes que tomaban estas bebidas con gusto - una observación que llama
la atención en un país que no está dado como el nuestro a las bebidas alcohólicas.- Yo también me permitía una cerveza, aunque sin llegar a acumular tantas botellas vacías en mi mesa.- Que no se retira las botellas vacías a lo mejor es para poder hacer la cuenta al final más fácilmente.

Cuando a mi colega (tunecino) Trigui le conté encantado de mi visita en elCasino (de Hammam-Lif), reaccionaba de una forma muy reservada. Más tarde en otra ocasión se aclaraba el por qué: para él un casino era lo mismo que es para nosotros: un sitio donde jugando derrochas tu dinero. La variante
civil y social del casino como yo lo conozco de España, en aquel momento no tenía presente.

Respecto a la vuelta que di por el casco histórico (la medina): claro quehay altos y bajos: necesitaba para mi macuto un cordel y vi una tienda idonea, encontraba en ella el material adecuado y pedía un metro y medio - el dueño lo medía mientras que yo meditaba hasta qué punto estaría dispuesto a aceptar un precio exagerado por el trocito de cordel; ¡en balde porque me lo regaló!

Otra experiencia en el peluquero: bastante simpático era el joven peluquero, mandó llevarme un té de menta; luego me tocaba a mí, y ... bueno, conversaciones de hombres en el peluquero: casado sería yo, bueno, pero aquí estaría solo; preguntó si me gustarían más "les jeunes filles" o "les jeunes hommes"; siguiendo al juego dije: las chicas jóvenes ... todo en francés, idioma en el cual me veo bastante limitado, y por consecuencia siempre al acecho de por un "oui" poco meditado al fin me pesentan una "jeune fille". No llegamos a este punto, pero el precio que pidió por el corte de pelos resultaba exageradamente alto, y hubo bronca por ello.

Ante estas experiencias sirve de consuelo otro encuentro: cuando en la mezquita Zitouna
buscaba y encontré la tranquilidad para estudiar el mapa de la medina, se me presentaron de repente cinco chicas estudiantes de colegio que acababan de salir de la mezquita: Rania, Mouna, Meriem, Marwa und Salma (sé tan bien sus nombres porque en la despedida me los apuntaron en un papel, en letras occidentales, igual como yo le apunté mi nombre más mis señas electrónicas). Todas muy bellas y sin uniforme de escuela (¡qué idea más descabezada de algunos alemanes de querer introducirlos!) y sin segundas intenciones.- Después con el señor que cobraba la entrada a la mezquita, comentaba que la juventud de hoy ya no es así como ha sido antes. Parecía él menos de acuerdo con esta situación que yo, pero claro, yo, por el interés femenino que había atraído, ya no era imparcial. 
El domingo me sentía obligado a la cultura, por eso: ¡arriba al museo Bardo! Se llega desde mi hotel
usando el tranvía 4 hasta República, allí transbordo al tranvía 4 hasta estación Bardo. Hasta allí todo bien, pero allá me perdí, a pesar de que disponía de buen mapa de la ciudad - el palacio de la Asamblea Nacional con el terreno grande que ocupa aportaba a que  llegué a no interpretar bien el mapa. 

Pero por perderme he conocido mucho. Un café simpático donde losCroissants se mantenía calientes eléctricamente en una vitrina - delicioso junto con un café con leche. Luego un pequeño mercado donde hubo de todo para comer - y eso el domingo por la mañana a las 10!

Pregunté alrededor de media docena de personas por el camino al museo: algunos no sabían nada de este museo, otros me mandaban a los cuatro vientos. ¡Pero al final sí encontré al museo! Es un museo
maravilloso que trata la historia fenicia, romana y musulmana de esta tierra. Ahora lo siento de no haber comprado el CD-ROM del museo, porque las muchas fotos que tomé de los mosaícos romanos casi no valen.

Hacia el mediodía bastaba de cultura y era hora de huír de la capital. Mi meta era Hammamet, un sitio costero muy alabado, a hora y media en tren, aproximadamente, en el sureste de Tunis. Pero no me di
cuenta en la estación de transbordo de tener que cambiar el tren, de tal forma, que, por falta de paradas intermedias, llegaba después de una hora de viaje hacia el sur a Sousse. Y allí, un poco en pánico, prendí el próximo tren de vuelta a Tunis que partía media hora escasa más tarde.

Para aprovechar, a pesar de todo, aquella tarde decidí bajarme del tren en Hammam-Lif (para Hammamet entretanto ya era demasiado tarde) y visitar de nuevo aquel pueblo que había conocido y llegado a apreciar el día anterior. Ya me orientaba bien aquí y sabía donde bien comer, a saber
en el Casino. Pedía siguiendo a lo que dijo la guía al respecto unos entremeses típicamente tunecinos así como también un plato de la misma característica, acompañándolos de más que una botella de tercio litro de cerveza. 

Después de la cena contemplaba desde la playa la puesta de sol. Un ambiente muy simpático y pacífico de una tarde dominical, un paisaje muy lindo:


En mi cabezaoriental y su idea que tiene de países islámicos algo se mueve: enesta foto dos mujeres jóvenes juegan el fútbol con dos hombres, fuera de la foto tres mujeres igual de jóvenes pero en velo están sentadas en la arena y contemplan así, conversando animadamente, la puesta de sol (véase la foto más arriba).

A las ocho desde la mezquita que se ve en la foto anterior, se llama a la oración: alrededor de la mezquita se mueve algo, pero por lo demás nadie en la playa hace caso al llamamiento.

Con eso el domingo más o menos había pasado. El lunes y el martes trabajo intenso todo el día en la oficina de Minisis:


 con el colega Trigui que, a causa de haber estado en Alemania durante 10 años, domina perfectamento el alemán -  ¡Gracias a Dios!

El miércoles por la mañana antes de ir al aeropuerto hubo todavía algo de tiempo para un paseo desde mi hotel: 



A la derecha una tienda muy simpática ("Tabac") donde compré una lata de Harissa (cosa bastante oicante hecha de pimientos), a la izquierda mi hotel (Ariha=Jérico). Esta tienda sí me gustó mucho:


 Por la esquina el Instituto Goethe con un tranvía de Hannover:



Y en casa en Múnich finaliza el viaje y de Túnez queda, aparte de lo quequeda en la mente, a saber



una trenza grande de ajos, una lata de Harissa  y medio litro de aceite de oliva así como también,
gracias a la gentileza de los colegas de la Minisis, dátiles encantidad y un CD-ROM con canciones de moda tunecinas clásicas.

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