Paredes y espadaña de la iglesia todavía siguen de pie:
En la nave de la iglesia normalmente no se puede entrar, pero mirando a través de las rejas de la bien cerrada puerta metálica se ve que no han quedado más recuerdos de su uso religioso que la mesa del altar más una cruz sencilla de madera detrás del altar:
Pero hoy todo está cambiado: el pueblo está de fiestas y recibe a uno con música. Las pocas calles del pueblo ya no son pobladas sólo por perros grandes (y muy pacíficos), sino de gente que se dirige a la iglesia para asistir a la única misa del año:
En la nave todo está preparado para recibir tanto a los feligreses como también al cura. Dentro de lo posible la iglesia abandonada para el día de hoy está dotada de todo lo que hace falta para funcionar como tal:
Con puntualidad empieza el cura la misa:
Careciendo de techo esta iglesia: el cura igual como parte de los asistentes expuestos al sol que calienta sin misericordia. Los otros sentados en la sombra y sufriendo frío:
Los unos encuentran alivio usando abanicos, los otros se ponen una chaqueta o un suéter. (Yo personalmente me quedé de pie y cambiaba cada equis minutos de sol a sombra y al revés).
Bastante tiempo aguanta el cura dando la misa deslumbrado por el sol, pero al fin confiesa al público que sus ojos ya no soportan más la luz solar y pide perdón por recurrir a gafas de sol:
Después de la misa la procesión por las calles del pueblo:
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