Disponiéndonos para la ascensión, a las 9 y media, el equipo de 6 personas notamos el día bastante frío, con nubes y viento frío desde el norte. ¿Qué más da? El pronóstico del tiempo para hoy es bueno, por eso contamos con que dentro de hora y media, más o menos, vamos a estar sudando bajo los rayos del sol.
En la subida un encuentro con vacas que ya no me dieron miedo porque no estaba solo y los animales parecían tener más miedo a las personas que nosotros a ellos, y se apartaban de nuestra senda voluntariamente.
Cerca de las nubes seguíamos nuestro camino:
hasta que sobre las 11 y media llegó la hora del desayuno, con las condiciones meteorológicas sin cambiar, buscando un rincón detrás de unas rocas pronunciadas que nos salvaron del ataque del persistente viento norteño:
Este descanso en 1882 m de altura, después de caminar 4,2 km con una velocidad promedia de 2,8 km/h; tiempo de andar: 1,3 h, paradas de en total 53 minutos:
El tiempo sigue siendo fatal; por tantas nubes no se ve las cimas que son nuestras metas; a malas penas se ve la senda a la cual tenemos que seguir:
Hasta que al fin, hacia las 2, la cumbre, el Pico de la Buitrera, está conquistada:
En aquellos momentos también llega a apoderarse el sol de la situación, de tal forma que la bajada ya se desarrolla bajo otros signos:
y sobre todo la pausa dedicada a la comida, sobre las 4 de la tarde:
Una vez habiendo vuelto al tiempo de verano, la bajada resulta de puro alborozo, por ejemplo fijando la vista en extrañas formaciones de rocas que lejanamente recuerdan a ciudades abandonadas de otros continentes:
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