La presidencia de la República Federal de Alemania tiene un caracter más bien ceremonial. No obstante, a la hora de dimitir hace aproxidamente un mes el presidente Köhler, las autoridades, por lo demás ocupadas en su tarea de ahorrar, no tomaron la decisión de eliminar este puesto con todo el aparato de personal y los debidos gastos que conlleva.
De tal forma que hoy se elige a otro presidente. Le elige la llamada Bundesversammlung (Asamblea Federal) que está formada por el parlamento de la república (el Bundestag) más un número igual de personas que mandan los parlamentos de los Länder (más o menos comparables con las Comunidades Autónomas de España); por consiguiente la afiliación política de esas personas corresponde a la representación que tienen los diferentes partidos en los parlamentos regionales.
Hay dos candidatos con posibilidades: el uno - Christian Wulff - toda su vida sin más méritos que siendo buen seguidor del partido cristiano-demócrata, en su juventud sí con fama de rebelde, pero con los años posicionándose en el ala derecha de este partido; el otro - Joachim Gauck - una personalidad realmente independiente y de cierta autoridad moral y con muy grandes simpatías en la población.
Se vio frustrada mi esperanza que los que hoy tenían que votar no se dejasen dirigir por disciplina de partido dando su voto al candidato no comprometido a garantizar la continuidad del poder de los partidos actualmente mayoritarios del centro-derecha.
El colmo es que justo gracias a la abstención de los votantes del partido que se llama "La Izquierda" (Die Linke) llegó a vencer el candidato del centro-derecha. O sea los que presumen de representar la izquierda han aupado a un personaje de bien conocida reputación de ser un conservador.
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