El río que pasa por Múnich se llama Isar. Nace al sur en los Alpes y desemboca en el Danubio. Desde la Edad Media ha sido aprovechado para transportar los bienes que venían del sur de los Alpes a las regiones adyacentes del Danubio, por ejemplo a Austria y Hungría. Han sido balsas que más se utilizaba, hechas en base de troncos de árboles (que abundaron en las montañas); balsas que hasta tenían pequeñas casitas en las cuales vivían los balseros.
Claro, este modo de transporte de mercancías se perdió con la llegada de los ferrocarriles y del transporte por carreteras. Queda hoy en día sólo como atracción turística el transporte a través de balsas, y eso ya desde hace más de 110 años, como deja ver este dibujo:
[Viaje en balsa en el Isar cerca de Múnich, 1897]
En este día muy caluroso por casualidad pasamos por el sitio donde se ensancha bastante el río para dar espacio para que atraquen las balsas en sus muelles de destino, después de haber recorrido 30 km en 6 horas. Y nos quedamos asombrados al ver la entrada de una flota de por lo menos una docena de balsas tripuladas cada una con un tropel de gente:
Parece que eso es todo, que ya no hay más de conocer, pero en este momento zarpa en una canoa una india camuflada de contemporánea con intenciones desconocidas:
Tal vez con la idea de abordar una de las balsas que entran en el "puerto", pero no sin posar antes ante los espectadores y el fotógrafo:
Por lo que se ve el abordaje ha sido imposible, y la pirata se aleja del lugar:
Es muy impresionante la rapidez con la cual se desmonta las balsas una vez abandonadas por sus pasajeros. Hay buena maquinaría, eso sí, pero la maestría del señor que manda en ella constituye un elemento imprescindible para que la descomposición de una de esas balsas se mida en minutos:
Listo el camión para llevar los componentes de la balsa 30 km río arriba:
1 comentario:
¡Impresionante! ¿Cómo van sujetos los troncos? Parece que sólo llevan unos ligeros troncos atravesados para mantener la estuctura flotante. Debe ser un trayecto por aguas tranquilas ¿no? Pero debe ser un viaje precioso. Me recuerda a la travesía de la Kon-Tiki desde el puerto del Callao hasta las islas de Polinesia.
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