22 de febrero de 2011

Esquiar con hasta 35 grados

El Wittelsbacher Platz es una de las plazas arquitectónicamente más interesantes y bellas de Múnich. Cuando me contaron que en esta plaza de dimensiones reducidas habían instalado una pista de esquiar no quería creerlo.

Pero sí era verdad. En esta plaza la mega empresa Siemens tiene una de sus sedes administrativas, y se empeñó en erigir delante de sus puertas una pista de nieve de 12 m de altura y 40 m de longitud, o sea: matar para el tiempo previsto para esta instalación (del 4 al 20 de febrero, paralelamente al campeonato mundial de esquís a más que una hora de tren al sur de Múnich) la estética de esta plaza.

Había oposición a esta intención de la Siemens, pero al fin se impuso (el espacio que tiene la política y la administración pública para actuar está definido por lo que admite la gran industria): Así que durante algo más de dos semanas la gente podía hacer (gratuitamente, menos mal ...) deportes de invierno, y eso a pesar de que durante algunos días las temperaturas eran primaverales; la maquinaria era capaz de proporcionar la nieve:

Siemens se jacta de poder asegurar la nieve necesaria hasta con 35 grados de temperatura. Lo que todo esto cuesta a la empresa la firma no quiere decir. Pero dice que todo este espectáculo es a 100 por ciento klimaneutral (neutral en cuanto al clima), (lo leo en la prensa; a lo mejor es culpa de ella que no nos hace saber que quiere Siemens decir con esta afirmación).

Cuando llegué hoy al sitio, el segundo día después del cierre de las actividades, quería la casualidad que las temperaturas primaverales de los días anteriores entretanto habían cedido a un frío bastante duro, con temperaturas bajo cero, de tal forma que para deshacer todo este tinglado hacía falta mucho esfuerzo humano:

Lo que no entendía era ese procedimiento, con una máquina que más bien parecía servir a echar nieve a una pista:

21 de febrero de 2011

Kunduz, 4 de setiembre de 2009

Exposición en el Literaturhaus München, del 2.2.2011 al 20.2.2011, prolongado hasta el 4 de marzo:

Exposición fotográfica, por Christoph Reuter y Marcel Mettelsiefen. (El libro de la exposición con fotografías de Marcel Mettelsiefen y textos de Christoph Reuter fue publicado por la editorial Rogner & Bernhard).

Puntos en una pantalla que se mueven: Eso era todo lo que el coronel Georg Klein la noche del 3 de setiembre de 2009 vio de aquellos que se hacinaron alrededor de dos camiones cisterna que horas antes fueron secuestrados por talibanes.

¿Pero quiénes eran los puntos? ¿Talibanes? ¿Civiles? ¿Hubo en esta zona de guerra civil la posibilidad de distinguir entre ellos?

Un informante hizo saber: ¡Todos talibanes! Klein tomó la decisión al bombardeo. A la 1:50 h de la madrugada dos tremendas detonaciones despedazaron camiones, personas.

¿Pero quiénes eran los muertos? Un escándalo tenía su inicio, un ministro, un subsecretario, el general supremo cayeron. La OTAN elaboró un informe de investigación. Pero también éste hizo constar nada más que hubiese habido "entre 17 y 142 muertos."

Por ello empezó el seguimiento de huellas: ¿Qién exactamente murió? ¿Cuántos? ¿Qué hicieron en aquella noche? No se trata de declararles a todos post mortem a buenos hombres. Pero seres humanos, eso sí eran.

A lo largo de la preparación de esta exposición el Viernes Santo (del 2010) fueron matados en una emboscada de los talibanes tres soldados del ejercito alemán. El 15 de abril (de 2010) cayeron cuatro soldados por disparos al sur de Kunduz.

En esta exposición quedan documentadas las pesquisas de quiénes fueron matados el aquel 4 de setiembre en el lado afgano. La cuestión de la parcialidad se presenta inevitablemente. Pero lo que queremos no es la glorificación de la realidad, sino su percepción completa: ¿Qué es en su esencia lo que ocurre en Afganistán? ¿Cuál es la meta que el ejercito alemán puede o debe alcanzar allí, habiendo escasez de medios de reconocimiento, de equipo de vuelo y de personal? Una tropa que jamás fue equipada para una guerra que nunca tenía que emprender. Y en el cual ahora se ve metida tanto más brutalmente. Durante mucho tiempo el gobierno alemán no ha querido saber muy detalladamente de qué forma dramática la situación en Afganistán está cambiando, ha evitado el debate público en Alemania sobre este tema.

Esta ignorancia lleva parte de la culpa por los muertos en ambas partes. Y a ésta sí hay que dejar atrás.
Al comienzo de la exposición fue expuesto un mapa, que a mi parecer aporta un poco a poder entender lo que pasó:

Queda documentada cada víctima del bombardeo con lo que se sabe o se pudo averiguar de cómo pasaron aquella noche del 3 al 4, más un retrato de su padre (de hecho, no me acuerdo de haber visto la fotografía de la madre de una de las víctimas):

Guladin, de 13 años
Hijo de Dschomaladin, de la aldea de Hadschi Amanullah, alumno del cuarto.

Por lo que se sabe hacia la 1:30 h ha escapado con dos amigos y con su burro, llevando consigo dos bidones de 5 litros.

Dice su tío que cuando encontraron a su cadáver, hubiera sido "un poco completo". Pero sobre todo le hubieran reconocido por el burro muerto que estuvo tumbado al lado de ellos: "A éste le había regalado a él."

18 de febrero de 2011

Chiemsee en invierno

El lago Chiemsee en invierno no es precisamente una meta de excursión (en verano abundan los turistas), pero como en una de sus islas desde el año 782 existe un convento de monjas con una biblioteca de cierta importancia que en alguna cuestión técnica precisaba de mi asistencia, me fui.

El tren procedente de Múnich te deja un poco distante del puerto desde el cual cada hora, más o menos, parte el barco que en media hora te lleva a dicha isla. En verano hay un trencito encantador desde la estación ferrocarril al puerto, pero en esta época del año: ¡nada! Apurándose un poco en media hora escasa se llega andando a pie.

De paso una observación curiosa - el letrero dice: Prohibido ir por las vías:

Llegado al puerto sorprende la antigüedad y solera (y la belleza que va con ellas) del edificio de la estación del trencito (sorprende en la Alemania entregada tanto a lo moderno y supuestamente limpio):

El barco esperando a viajeros, el muelle vacio:

Conmigo iban 5 viajeros más.

Saliendo del puerto:

Luego la niebla y la bruma hacen que menos se ve:

En una parada intermedia (en otra isla) se bajaron cuatro de los viajeros y subió el cartero.

Al fin los tres nos acercábamos a la meta; en la derecha de la isla se divisa a malas penas el campanile del convento: